Tuesday, June 25, 2013

Wilton "Bogey" Gaynair - Blue Bogey

Tempo, 1959 / Jasmine, 2000

Cuando nos paramos a considerar las aportaciones de Jamaica a la música del siglo XX, rara vez asociamos la pequeña isla con el jazz. Sin embargo, allí surgió, durante la década de los años 50, un grupo de jazzmen de innegable calidad, entre los cuales se encuentran el trompetista Dizzy Reece y el hombre que hoy nos ocupa, el saxofonista tenor Wilton "Bogey" Gaynair. a quien descubrí no hace mucho, hurgando en el catálogo de reediciones del siempre interesante sello británico Jasmine Records. Gaynair nació en Kingston en 1927, y fue precisamente Reece, que se había instalado ya con cierto éxito en Inglaterra, quien le instó a trasladarse a Europa, adonde llegó en 1955 con el saxo tenor en ristre. Pese a que realizó varias apariciones en diversos clubs de jazz londinenses, Gaynair acabó por establecerse en Alemania. En tierras germanas nunca le resultó difícil conseguir trabajo en los muchos locales dedicados al jazz y también como músico de sesión, además de pasar a formar parte regularmente de la popular orquesta dirigida por Kurt Edelhagen, un hombre con un fino oído para apreciar el buen jazz a pesar del sonido por lo demás bastante comercial de su banda.

Por desgracia, el legado discográfico de Gaynair como líder no es extenso, y se limita a tres elepés, todos ellos reeditados en CD, si bien uno de éstos (Alpharian, grabado en Alemania en 1982) se encuentra descatalogado desde hace tiempo y es muy difícil de conseguir. En mi opinión, su primer disco, publicado originalmente por el sello Tempo, para el que también grabaron otros grandes del jazz británico, como Reece o Tubby Hayes, es el más interesante. Titulado Blue Bogey y adornado con una portada que nos presenta una oscura fotografía de Gaynair en azul y negro en la que prácticamente no puede reconocerse su rostro, es una excelente colección de composiciones originales del jamaicano a las que se unen un par de standards y una versión a medio tiempo del "Joy Spring" de Clifford Brown.

Dizzy Reece, otro de los grandes jazzmen jamaicanos
El material procede de una sola sesión, que tuvo lugar en Londres el 26 de agosto de 1959, y los músicos que acompañan a Gaynair son Terry Shannon al piano, Kenny Napper al bajo y Bill Eyden a la batería, en sustitución del gran Phil Seamen, que en principio iba a encargarse de las baquetas y las escobillas pero al final no le fue posible participar en la grabación. El ambiente en el estudio es extremadamente relajado, algo típico de las pocas sesiones lideradas por Gaynair, descrito por el productor Tony Hall en las notas originales del álbum como "un hombre muy humilde y modesto". Todo ello crea una atmósfera propicia para la improvisación y para solos extensos e interesantes de todos los participantes, en especial de Shannon, que se entiende a la perfección con el saxo tenor de Gaynair.

El disco se abre con "Wilton's Mood", un tema basado en un riff original de Gaynair que da buena prueba de su talento para las composiciones basadas en melodías sencillas pero muy efectivas. "Deborah", una balada compuesta por Gaynair en honor de la hija de Shannon, está dominada por el tono profundamente lírico del saxo tenor y constituye uno de los puntos álgidos de la sesión. Tanto "Rhythm", una pieza que en principio estaba concebida simplemente como un ensayo, como "Blues for Tony", el único blues del disco, dedicado al productor Tony Hall, son ejemplos perfectos del sonido típico de Gaynair al saxo tenor, potente y reflexivo a partes iguales, un estilo en el que se escuchan ecos de otros grandes saxofonistas como Coleman Hawkins y particularmente Johnny Hodges y Eddie "Lockjaw" Davis, como acertadamente observa Hall en las notas. Dos standards, "The Way You Look Tonight" y "Gone with the Wind", cuidadosamente escogidos e impecablemente reinventados por Gaynair y la banda, cierran un disco que debe ser disfrutado a media luz y con los ojos cerrados. La reedición a cargo de Jasmine Records (una compañía que ha puesto en circulación en CD varios de los discos originalmente publicados por Tempo) se distingue por tener un sonido excelente y además incluye una versión abreviada de las notas originales. Quienes disfruten de este disco, sin duda, deben buscar Africa Calling, el otro título de Gaynair actualmente disponible en CD, un álbum grabado en 1960 que también es altamente recomendable.

Wilton "Bogey" Gaynair

Y finalmente, cerremos esta postal con un vídeo (en glorioso blanco y negro, que diría mi tío Jose) en el que Wilton Gaynair aparece como solista en las filas de la orquesta de Kurt Edelhagen, interpretando un tema propio titulado "You Shouldn't". Si bien es un tipo de jazz bastante diferente del que podemos escuchar en Blue Bogey, el vídeo demuestra la versatilidad de un instrumentista hoy injustamente olvidado, y además, la balada es preciosa.

 

Thursday, June 20, 2013

Paul Gonsalves & Ray Nance - Just A-Sittin' and A-Rockin'

Black Lion, 1970 / 1990

Durante varias décadas, prácticamente desde su fundación en los años 20, la orquesta del gran Duke Ellington fue el hogar y el refugio de muchos de los mejores músicos de la historia del jazz. Las diferentes secciones de su banda contaron invariablemente con algunos de los nombres más legendarios de esta música (Johnny Hodges, Cootie Williams, Jimmy Blanton y Clark Terry, por poner sólo cuatro ejemplos de las decenas que podrían citarse), que aceptaban con agrado la oportunidad de tocar y grabar con el maestro. En agosto y septiembre de 1970, dos de ellos, el saxofonista Paul Gonsalves y el trompetista y violinista Ray Nance, que coincidieron durante muchos años en diferentes formaciones lideradas por Ellington, se reunieron en Nueva York para registrar dos sesiones que conformarían el álbum Just A-Sittin' and A-Rockin'. reeditado en formato digital por Black Lion en 1990.

Ray Nance tocando el violín
En la primera de dichas sesiones, estos dos grandes instrumentistas están acompañados por Raymond Fol al piano, Al Hall al bajo y Oliver Jackson a la batería, y la selección de temas está constituida casi totalmente por composiciones de Ellington y Billy Strayhorn. Nance demuestra su dominio tanto de la trompeta como del violín e incluso canta, con su peculiar voz armstrongiana, la pieza que da título al disco y también una divertida versión de "I'm in the Market for You". El estilo lírico y suave de Gonsalves al saxo, en el que siempre se adivina la influencia de otro de los saxofonistas asociados a la orquesta de Ellington, el genial Ben Webster, con sus características notas envueltas por el sonido del aire que las produce, brilla con luz propia acompañado por una banda de gran calidad.

Para la segunda sesión, el quinteto se convierte en sexteto, con Norris Turner al saxo tenor y a la flauta y con el siempre magnífico Hank Jones sentado al piano en sustitución de Raymond Fol. De esta sesión proviene el agradable "B.P. Blues", un tema compuesto por Ellington y elegido para abrir el disco. Para el resto del repertorio, Gonsalves y Nance prefirieron dejar a un lado las piezas de Duke en favor de standards como "Don't Blame Me", de Jimmy McHugh y Dorothy Fields, o la hermosa balada "Angel Eyes", salida de la pluma del tantas veces infravalorado Matt Dennis, ambas interpretadas con gran elegancia por el sexteto. La reedición en CD recupera dos temas ("I Cover the Waterfront" y "Stompy Jones") no includos en el LP original y, si bien lleva ya cierto tiempo descatalogada y no es fácil de encontrar, es absolutamente recomendable.

Paul Gonsalves durante una sesión de grabación

Wednesday, June 19, 2013

Juanita Hall Sings the Blues

Centerpoint, 1957 / Fresh Sound, 1989

Si a Johnny Hartman lo encasillaron, contra su voluntad, como cantante de jazz después de su famosa sesión junto a John Coltrane, a Juanita Hall le ocurrió lo propio debido al éxito que cosechó sobre las tablas de Broadway interpretando el papel de Bloody Mary en el musical South Pacific, de Richard Rodgers y Oscar Hammerstein II. A partir de entonces, Juanita Hall y el personaje de Bloody Mary quedaron totalmente identificadas en la memoria colectiva del público, lo cual acabó por resultar frustrante para Hall, cuyo talento vocal, como el de Hartman, estaba por encima de cualquier etiqueta que la industria discográfica quisiera colgarle.

En 1957, Hall grabó para el pequeño sello Centerpoint, diez temas que aparecieron bajo el título de Juanita Hall Sings the Blues, un excelente álbum que constituye buena prueba de sus aptitudes como cantante de blues clásico, al estilo de las cuatro famosas Smith de los años 20: Clara, Trixie, Mamie y, especialmente, Bessie. La portada del disco la presenta, inevitablemente, como "the original Bloody Mary", por si el público hubiese olvidado el papel que le había dado la fama unos años antes, y a lo largo de las diez canciones elegidas, Hall demuestra que conoce el lenguaje del blues a la perfección, cantando clásicos como "You've Been a Good Old Wagon", "Nobody Wants You When You're Down and Out" o "I Don't Want It Second Hand" con una voz potente con la que ataca cada tema con aplomo y convicción, exprimiendo al máximo los múltiples dobles sentidos de muchas de las letras.

Coleman Hawkins
Como es de esperar en una artista tan polifacética como Hall, el tipo de blues que interpreta es inseparable del jazz, tal y como lo era la música de Bessie Smith y compañía, y en el disco hay lugar para standards del calibre de "After You've Gone", "A Good Man Is Hard to Find" y "Baby Won't You Please Come Home". El grupo que acompaña a Hall en estas magníficas grabaciones, capitaneado por el pianista Claude Hopkins (que se encarga también de los arreglos), incluye a grandes músicos como Coleman Hawkins al saxo tenor, Buster Bailey al clarinete, Doc Cheatham a la trompeta, George Duvivier al bajo y Jimmy Crawford a la batería. Un tanto olvidada en nuestros días, Hall merece mayor reconocimiento del que ha recibido, y este álbum es, sin duda, el mejor que grabó en toda su carrera. Es preciso agradecer al sello barcelonés Fresh Sound Records el haber rescatado hace ya bastante tiempo (la reedición en CD, que incluye las notas originales escritas por Leonard Feather, data de 1989) esta sesión para Centerpoint de la oscuridad en la que se hallaba sumida. Es un verdadero decálogo bluesero de una vocalista que siempre se distinguió por resistir cualquier tipo de etiquetas.

El pianista Claude Hopkins toca el piano y se encarga de los arreglos en este disco de Juanita Hall

Saturday, June 15, 2013

John Coltrane & Johnny Hartman

Impulse, 1963

A Johnny Hartman no le hacía ninguna gracia que lo encasillaran como cantante de jazz. Sabía que su voz suave, a la vez cálida y melancólica, a medio camino entre Frank Sinatra y Billy Eckstine, podía ser tanto de un crooner romántico como de un cantante de jazz. Era una voz que estaba por encima de las etiquetas, una voz que, a lo largo de una carrera dilatada pero no demasiado prolífica, interpretaría jazz y pop a partes iguales, grabaría unas veces con cuartetos y quintetos compuestos por los mejores jazzmen y otras veces con big bands y orquestas de cuerda de dimensiones casi sinfónicas. En mi opinión, sin embargo, los mejores títulos de su discografía son aquéllos en los que está acompañado por un pequeño grupo de jazz, y entre ellos, el más influyente y legendario es el que grabó para Impulse en 1963 con el cuarteto de John Coltrane.

Al parecer, fue el propio Coltrane quien insistió en grabar el álbum, y Hartman, que se encontraba por entonces de gira por Japón, aceptó sólo tras asegurarse de que el saxofonista no se entregaría a experimentos con el hard bop y se ceñiría a un repertorio basado exclusivamente en baladas, el terreno favorito de Hartman. Grabado en una sola sesión el 7 de marzo en el estudio de Rudy Van Gelder en Nueva Jersey, John Coltrane & Johnny Hartman es un disco único en la historia del jazz vocal, y desde las primeras notas de "They Say It's Wonderful" hasta las últimas de "Autumn Serenade" queda claro que vocalista y cuarteto se entienden a la perfección, estableciendo un diálogo musical de enorme profundidad y belleza. La voz de Hartman destila una calidez incomparable, inspirada por la atmósfera evocadora creada por un cuarteto excepcional: Coltrane al saxo tenor, McCoy Tyner al piano, Jimmy Garrison al bajo y Elvin Jones a la batería.

Con una banda de este calibre, la parte instrumental y la vocal se encuentran a un mismo nivel, y los solos de Coltrane se cuentan entre los de mayor lirismo de toda su discografía. Prácticamente todos los temas del álbum fueron grabados en una sola toma, incluso "Lush Life", el clásico de Billy Strayhorn que, según parece, Hartman decidió añadir a la lista de canciones a última hora, cuando estaba camino de la sesión, y del que Coltrane ya había grabado con anterioridad una versión instrumental. Sin duda, ésta fue una noche mágica, de ésas en las que se dan las circunstancias adecuadas para la creación de algo inmortal, algo que queda reflejado en las piezas que componen el disco. En el tema que lo abre, "They Say It's Wonderful", Hartman subraya el sutil elemento melancólico escondido en la letra de Irving Berlin, y a continuación dirige un mensaje que mezcla esperanza y resignación a un amor hipotético en "Dedicated to You". En el disco hay lugar también para dos standards generalmente asociados con Sinatra, "My One and Only Love" y "You Are Too Beautiful", dos baladas perfectas para una interacción entre la voz etérea de Hartman y el saxo relajado de Coltrane. Tras la segunda de ellas, llegamos a la pieza que cierra el disco, "Autumn Serenade", curiosamente la menos reposada de todas las elegidas para la sesión.

La única objeción que puede ponérsele a esta obra maestra, si cabe, es que resulta demasiado breve: al término de las seis canciones que conforman el disco, uno desea que Hartman y Coltrane hubiesen grabado al menos seis canciones más, o seis discos más como éste. Pero estos seis temas (más un séptimo que permanece aún inédito) son sublimes, y ésta es una obra que debe ser saboreada con calma y en el más absoluto reposo, que debe ser escuchada y reescuchada una y otra vez. El éxito de John Coltrane & Johnny Hartman llevó a Impulse a producir una serie de discos semejantes, rodeando a Hartman de instrumentistas de jazz de gran calidad, pero los resultados (I Just Dropped By to Say Hello, The Voice That Is!), pese a ser también muy recomendables, no llegan a la altura de su sesión con John Coltrane.


Sunday, June 9, 2013

Benny Goodman - The Complete RCA Small Group Recordings

Comienzo hoy este nuevo blog, en el que iré publicando, cuando disponga de tiempo para ello, breves reflexiones sobre músicos y grabaciones de jazz clásico que, por algún motivo, son importantes para mí. La mayor parte de las entradas en este espacio siempre abierto al mejor jazz tratarán de ser concisas, escritas con un lenguaje económico, el tipo de textos que, más o menos, podrían caber en una tarjeta postal. Asimismo, intentaré utilizar un lenguaje sencillo, sin demasiados adornos innecesarios, un lenguaje que exprese mis ideas y mis apreciaciones sobre la música comentada y sus protagonistas de una manera clara y directa. Soy consciente de que, con la oferta enorme de blogs que existe en la actualidad, las posibilidades de que estas reflexiones sean leídas por un número elevado de personas son mínimas. Por ello, escribo estas postales principalmente para mí mismo, pero también para cualquiera que, por cualquier razón, se encuentre alguna vez con ellas. Espero que los posibles lectores disfruten de estos textos y les hagan reescuchar los discos en cuestión o, en caso de que los desconozcan, intenten conseguirlos para escucharlos por primera vez. En mi opinión, todos ellos son, por razones diversas, recomendables. Así pues, comencemos a enviar esta serie de postales jazzísticas. Y comencemos por el principio.

Llegué al jazz hace ya muchos años hurgando en la impresionante colección discográfica de mi padre. Y fue a través de un disco de Benny Goodman que recogía 16 de sus mejores grabaciones para Columbia. Me fascinó el ritmo frenético de la orquesta de Goodman, así como el sonido claro y puro de su clarinete, con un irresistible sentido del swing. Tradicionalmente, se dice que fue él quien inauguró, hacia mediados de los años 30 del siglo pasado, la era del swing, la época dorada de las big bands, esas grandes orquestas que hicieron del jazz la música popular del momento. Su concierto en el Carnegie Hall en 1938, con una banda llena de estrellas, marcó un antes y un después en la visión que el público en general tenía del jazz, aceptado a partir de entonces en los grandes auditorios normalmente reservados a la música clásica.

Goodman, que cultivó una carrera paralela como clarinetista clásico, fue un adelantado a su tiempo en más de un aspecto, y la serie de grabaciones que realizó para RCA en diversos formatos de trío y cuarteto entre 1935 y 1938 constituye buena prueba de ello. Afortunadamente, todos estos registros, con varias tomas alternativas de muchas de las piezas, fueron editadas en un triple CD titulado The Complete RCA Victor Small Group Recordings en 1997, una colección que compré inmediatamente en cuanto fue publicada. Junto a Teddy Wilson (piano) y Gene Krupa (batería) en los temas grabados en trío, y con Lionel Hampton (vibráfono) completando el ya legendario cuarteto, Benny Goodman rompió moldes musicales y sociales, convirtiéndose en uno de los primeros jazzmen de éxito en liderar un grupo interracial. Si bien Goodman actúa como líder en estas sesiones, los demás componentes del grupo brillan con luz propia y el resultado es una música atemporal que, en mi opinión, es el legado más consistente que Goodman ha aportado a la historia del jazz.

Las grabaciones suenan hoy en día tan frescas y originales como en el momento mismo de ser grabadas. Aunque varios críticos han criticado a Goodman por considerar que su estilo al clarinete es poco espontáneo y demasiado metódico, esto no es aparente en estas grabaciones. Al contrario, en la mayor parte de los temas resulta obvio que lo que tenemos ante nosotros es un grupo de excelentes músicos que se entienden a la perfección y que se inspiran mutuamente para crear una música irresistible y de altísima calidad, incluso en aquellas piezas en las que Goodman permite la participación de vocalistas (Helen Ward y Martha Tilton), algo que supuestamente le disgustaba. Como resultado tenemos algunas de las grabaciones más interesantes de la carrera de los cuatro músicos implicados y podemos comprender por qué Goodman, incluso en el punto más álgido de su carrera como líder de big band, solía dar descanso al resto de su orquesta durante sus conciertos para interpretar algunos temas con su trío o su cuarteto. Por suerte existen estos magníficos registros sonoros que dan amplio testimonio del sonido de esta formación irrepetible.

El cuarteto de Benny Goodman: Teddy Wilson, Lionel Hampton, Gene Krupa y Goodman