Monday, September 30, 2013

Nat King Cole - After Midnight: The Complete Session

Capitol, 1956 / 1999

Guardo un recuerdo vivo e imborrable de la primera vez que escuché la voz de Nat King Cole, una voz que, cada vez que llega a mis oídos, me transporta a mi niñez, y en especial, al interior del coche de mi abuelo Luis, presidido casi siempre por un tenue olor a nicotina y por las canciones de los Panchos, de Antonio Molina y del rey Cole.  Entonces no sabía yo aún lo que era el jazz, y no era precisamente jazz lo que salía de los altavoces del coche de mi abuelo, sino más bien una colección de temas en español, una mezcla de boleros, mariachis y rancheras que Cole interpretaba de una manera puramente fonética y con un inconfundible acento anglosajón que encandilaba al público hispanohablante de la época. Ya me llamaban entonces la atención la voz aterciopelada y cálida y el fraseo elegante y cuidado, evidente incluso en aquellas canciones que Cole probablemente cantaba sin comprender completamente el significado de las letras. Escuché tantas veces esas "Mañanitas", la historia de esa "Adelita" que quizá se fuese con otro, la descripción de ese "Bodeguero" que bailando siempre iba y esas magníficas baladas románticas que son "Solamente una vez", "Aquellos ojos verdes" o "Quizás, quizás, quizás" que hoy en día todavía recuerdo las letras completas, y cuando las escucho casi puedo ver a mi abuelo al volante con el cigarrillo colgándole de los labios.

Como digo, no sabía yo entonces todavía lo que era el jazz, y no era consciente (aunque estoy seguro de que el erudito José Ramón Pardo lo mencionaba en las notas de aquella cinta doble que leí varias veces en el coche) de la importancia de Nat King Cole en la historia del género. Ni idea tenía de los muchos premios que los lectores de revistas especializadas como Down Beat y Metronome le habían concedido a lo largo de los años 40 como mejor pianista de jazz del año, ni tampoco de los múltiples problemas con los que se tuvo que enfrentar a medida que su fama crecía, motivados por las actitudes racistas que todavía prevalecían en la sociedad que le tocó vivir. Cole no sólo fue un pianista sobrio e innovador, sino que el trío que formó a finales de la década de los 30 junto a Oscar Moore a la guitarra y Wesley Prince al bajo—y sin batería, lo cual era inaudito en esos momentos—sentó las bases de múltiples formaciones posteriores decisivamente influidas por este trío pionero. Pero Cole pronto descubrió que poseía una voz única, y de manera paralela a sus actividades jazzísticas, amplió sus horizontes musicales llevando al éxito canciones pop que se han convertido ya en standards, como "Unforgettable", "Mona Lisa" o "Too Young", por citar sólo tres. Por supuesto, no le faltaron críticas desde el mundo del jazz, proferidas por puristas que preferían verlo sentado al piano formando parte de su trío que de pie al frente de una orquesta de cuerdas. Pero el público acogió las grabaciones pop de Cole para Capitol con tanto entusiasmo que su nueva carrera como vocalista poco a poco fue eclipsando su imagen como instrumentista de jazz.

El trompetista Harry "Sweets" Edison
El disco que nos ocupa, registrado para Capitol a lo largo de cuatro sesiones diferentes en 1956, supuso un regreso a sus raíces jazzísticas. En cierto modo, se trata de un disco conceptual en el que Cole aumenta su trío de piano, guitarra (tocada aquí por John Collins) y bajo (del que se encarga Charlie Harris) añadiendo a Lee Young, el hermano de Lester Young, a la batería, Jack Costanzo a las congas y a los bongos, y una serie de estrellas invitadas procedentes de orquestas ilustres como la de Duke Ellington o Count Basie: nos referimos a Harry "Sweets" Edison a la trompeta, Willie Smith al saxo alto, Stuff Smith al violín y el portorriqueño Juan Tizol al trombón. Cada uno de ellos participa en una sesión diferente, y el resultado es una modernización del sonido del trío de Cole, más compacto y variado, si cabe, que en las grabaciones originales de los años 40. Algunos críticos, como Will Friedwald, consideran que, pese al estatus de clásico de la discografía de Cole que este álbum ha adquirido, al disco le falta dinamismo y compenetración entre los participantes. No soy yo de esta opinión, por cuanto me parece que las aportaciones de los instrumentistas invitados enriquecen el producto final, haciendo de After Midnight una magnífica puerta de entrada al sonido de Cole como jazzman.

Por supuesto, Nat canta en todos los temas, con esa voz llena de ritmo en piezas como "Just You, Just Me" o "Caravan" (dominada por el trombón de Tizol, su compositor) pero que se suaviza casi hasta el susurro en baladas como "Blame It on My Youth" o "You're Looking at Me", una voz que es, en definitiva, una verdadera caricia auditiva. El excelente violinista Stuff Smith contribuye un espléndido solo a "I Know That You Know" y arropa a Cole con su violín en la muy relajada "When I Grow Too Old to Dream". Harry "Sweets" Edison embellece a la trompeta el clásico "Sweet Lorraine", mientras que Willie Smith nos regala un solo de saxo lleno de lirismo en la poco conocida "Don't Let It Go to Your Head". El álbum original contenía solamente doce temas, pero la reedición en CD de 1999 incluye seis más procedentes de las mismas sesiones, entre los que destacan una versión de "Candy", un éxito de Johnny Mercer, y en especial, "You Can Depend on Me", una canción que Jimmy Rushing grabó con la orquesta de Count Basie y que Cole reinventa aquí como una balada a tempo lentísimo, confiriéndole así un intimismo que no tiene la versión de Rushing. Si mencionásemos en España o Latinoamérica a personas de una cierta edad el nombre de Nat King Cole, lo reconocerían ligado a los ritmos latinos y no al jazz, y su recuerdo vendría acompañado, probablemente, de una leve sonrisa nostálgica. Pero Cole es mucho más que eso: es un pianista de jazz de extraordinaria técnica y una voz incomparable, una faceta de su carrera que vale la pena descubrir. Y After Midnight es el lugar adecuado para empezar a hacerlo.

El trío original de Nat King Cole, con Oscar Moore y Wesley Prince