Sunday, August 31, 2014

Jan Lundgren Trio - Swedish Standards

ACT, 1997

A nadie debe sorprender que la escena jazzística en Escandinavia se haya destacado, desde siempre, por su enorme fecundidad y constante actividad. Es bien conocido el interés de los países escandinavos por la buena música, por todo lo que proceda de allende sus fronteras y por una aguda sensibilidad cultural. Así, ya desde los años cincuenta del siglo pasado, muchos de los más importantes jazzmen estadounidenses (entre muchísimos otros, Ben Webster, Benny Carter, Charlie Parker o Dizzy Gillespie) visitaron tierras danesas, noruegas y suecas y encontraron que allí se valoraba su música incluso más que en su país natal. Si nos centramos únicamente en Suecia, veremos que este contacto continuo con los más grandes del género allanó el terreno para el desarrollo del talento de músicos locales como Arne Domnérus, Lars Gullin, Stan Hasselgård (clarinetista protegido de Benny Goodman, con quien actuó y grabó en varias ocasiones a lo largo de su breve carrera) o Bengt Hallberg. Es ésta una tradición que llega hasta la actualidad, y dentro de la cual se destaca el pianista Jan Lundgren. Natural de Kristianstad, en el sur de Suecia, Lundgren ha tocado con algunas de las más importantes figuras del jazz sueco, como Domnérus y Hallberg, así como con gigantes estadounidenses del renombre de Benny Golson o Johnny Griffin. Poseedor de un innegable dominio de su instrumento, que sin duda facilitó su formación clásica, Lundgren se distingue por su capacidad para la improvisación, que como él mismo ha dicho en una reciente entrevista, "es un lenguaje que da alas a mis dedos". Pues, si como él dice de manera metafórica, la improvisación es un lenguaje, Lundgren ha adquirido en dicho lenguaje un nivel de hablante nativo, de académico de la lengua incluso, y la variada discografía que ha ido labrando desde los años noventa ofrece multitud de ejemplos de ello.

Jan Lundgren al piano (Foto: Dragan Tasic)
Una de las mejores muestras de la versatilidad e imaginación improvisadora de Lundgren es el CD Swedish Standards, grabado en 1997 en formación de trío junto a Mattias Svensson al contrabajo y Rasmus Kihlberg a la batería. En este álbum, el pianista da rienda suelta a sus dotes exploradoras y experimentales, fundiendo el jazz con la música autóctona sueca y enmarcándose así en la honrosa tradición de los músicos escandinavos que ya lo habían hecho antes, como el citado Domnérus y, sobre todo, el también excelente pianista Jan Johansson. Lundgren se adhiere aquí a los postulados de Johansson en su álbum ya clásico, Jazz På Svenska (Jazz en sueco), publicado en 1964, pero los moderniza un poco, añadiendo batería a lo que en Johansson es un dúo entre su piano y el contrabajo de Georg Riedel. Algunos de los temas nos recuerdan un tanto a Johansson, en especial el que cierra el disco, "Nu Har Jag Fått Den Jag Vill Ha" ("He conseguido lo que quería tener"), que es un solo de piano marcadamente lírico de Lundgren sobre una composición de Olle Adolphson, pero en la mayor parte del CD, contrabajo y batería contribuyen a la creación de un sonido complejo y atractivo que contrasta con el tono minimalista de la música de Johansson. Lundgren nos sorprende, además, reinventando dos composiciones del trovador sueco del siglo XVIII Carl Michael Bellman en clave de jazz. En la primera de ellas, "Solen Glimmar Blank och Trind" ("El sol brilla deslumbrante y redondo"), que abre este proyecto, podemos escuchar un excelente solo de contrabajo de Svensson, mientras que Lundgren prueba que puede haber jazz en los añejos poemas musicados de Bellman, algo que es también evidente en el segundo de ellos, "Joachim uti Babylon" ("Joachim fuera de Babilonia"), en el que la sección rítmica marca un tempo que inspira a Lundgren para improvisar sobre la melodía de esta famosa Epístola de Bellman.

El contrabajista Mattias Svensson
La única pieza que tiene raíces realmente tradicionales es la balada "Uti Vår Hage" ("Afuera en nuestra pradera"), en la que Lundgren se revela como un maestro en la interpretación de composiciones intimistas y por momentos incluso suena como si estuviese meditando sentado al piano. El resto de los cortes provienen de la pluma de compositores suecos de mayor o menor renombre, como "Sommar, Sommar, Sommar" ("Verano, verano, verano", de Sten Carlberg y Eric Sandström), tema atacado por el trío a un ritmo vertiginoso y que parece terminarse con tanta rapidez como el propio verano sueco al que el título hace referencia. Igualmente veloz es "Visa Vid Vindens Ängar" ("Canción de las praderas del viento"), un motivo musical obra de Mats Paulson, aunque en este caso el trío opta por la cautela, alternando tempos rápidos y medios con enorme facilidad. Mención especial merece "Waltz-a-Nova", un vals magnífico y muy elegante compuesto por Bengt Hallberg, junto con Oscar Peterson una de las mayores influencias en el estilo de Lundgren; por cierto, que ambos, Lundgren y Hallberg, grabaron un disco juntos en 2011, Back to Back, álbum también muy recomendable.

El batería Rasmus Kihlberg
Una de las piezas más conocidas entre estos standards suecos, al menos en Escandinavia, es "Säg Det Med Ett Leende" ("Dilo con una sonrisa"), escrito por Nils Perne y Helge Roundqvist, dos de las personalidades más importantes de la escena musical de Estocolmo durante los años cuarenta y cincuenta. Las notas del CD, a cargo del respetado trompetista Bengt-Arne Wallin, nos informan de que "ésta es quizá la versión más diferente al original de todo el álbum". Se trata ya de una canción alegre y vivaracha, pero en manos de Lundgren y su trío se convierte en un vehículo perfecto para que cada músico demuestre a la vez su talento en los solos y su compenetración como grupo. En suma, Swedish Standards es un disco refrescante y arriesgado que debe degustarse con tranquilidad para ser apreciado en toda su totalidad y variedad. En una entrevista que tuve ocasión de hacerle a Lundgren no hace mucho, le pregunté qué puntos de contacto hay, a su juicio, entre el jazz y la música sueca. Su respuesta arroja una luz muy reveladora sobre este disco en particular: "Hay una cierta melancolía en la música folk sueca que puede funcionar bien como jazz o blues". Escuchen el disco y decidan por sí mismos.

Jan Lundgren es co-fundador del Festival de Jazz de Ystad, en el sur de Suecia