Monday, May 8, 2017

Ella Fitzgerald Sings the Cole Porter Songbook

Verve, 1956

Este año se cumple el centenario del nacimiento de Ella Fitzgerald, que vino al mundo en Newport News (Virginia) en 1917, y el sello Verve celebra la efeméride con un CD cuádruple apropiadamente titulado 100 Songs for a Centennial, que es recomendable para quienes no tengan nada de la Fitzgerald en su colección y deseen adentrarse en su universo musical, siempre rico y muy valioso. Así pues, en estos momentos se está hablando bastante de Ella, y rara es la ocasión en la que críticos y periodistas no la comparan con su contemporánea Billie Holiday, cosa que no haremos aquí por parecernos que supondría comparar a dos cantantes de importancia histórica muy semejante pero de signo muy opuesto. Por lo que respecta a Fitzgerald, que es quien nos interesa en este instante, nos encontramos ante una vocalista dotada de una voz y una técnica prodigiosas, que bien podría haber interpretado ópera si así lo hubiese querido pero que, para el regocijo de todos los aficionados al jazz, prefirió dedicarse a cantar nuestra música. Claro que hizo incursiones en otros terrenos, como el pop, el blues, la música brasileña, el gospel e incluso el rock (esto último en pocas ocasiones, por fortuna), pero siempre que se ponía ante un micrófono, ya fuese al frente de una big band, una orquesta de cuerdas o un trío de jazz, le imprimía a todo lo que interpretaba un sello jazzístico muy personal.

Cole Porter

Podríamos hablar de manera infinita sobre una carrera que inició en los años 30 como vocalista de la orquesta de Chick Webb, cuyas riendas tomó tras la prematura muerte del gran batería. Podríamos también comentar sus clásicas grabaciones para Decca, su colaboración en clave intimista con el pianista Ellis Larkins o sus excelentes discos de la etapa más madura de su singladura musical, en los 70 y 80, junto a grandes como Oscar Peterson o Joe Pass. Pero preferimos centrarnos en un proyecto que grabó en 1956 para Verve, bajo la dirección de Norman Granz, que supuso para mí, ya hace muchos años, la primera toma de contacto con su vasto legado discográfico. Nos referimos a Ella Fitzgerald Sings the Cole Porter Songbook, el primero de los álbumes que, en las décadas de los 50 y 60, dedicó íntegramente a algunos de los mejores compositores del pop clásico estadounidense. Fitzgerald no fue la primera en grabar un songbook; ese mérito le corresponde a la hoy tristemente desconocida cantante de jazz Lee Wiley. Pero los álbumes de este tipo que Wiley grabó en los años 30 tuvieron una distribución bastante reducida y no disfrutaron del éxito de la colección de temas de Cole Porter que Fitzgerald registró en 1956, un éxito que la llevaría a continuar la serie, dedicando posteriormente discos a los hermanos Gershwin, Irving Berlin, Johnny Mercer, Duke Ellington o Count Basie, entre otros.

El arreglista Buddy Bregman

Para este primer álbum de la serie, Granz encargó los arreglos al recientemente fallecido Buddy Bregman, un arreglista por entonces bastante joven que a veces es criticado por lo ruidoso de sus arreglos, que potencian a menudo el sonido de los metales. Esto ocurre, por ejemplo, en su colaboración con Bing Crosby, Bing Sings Whilst Bregman Swings (también editada por Verve), pero no demasiado en este songbook dedicado a Porter, que contiene arreglos que rezuman elegancia y mucho gusto. Esto, evidentemente, es algo absolutamente necesario cuando se trata de acompañar a una cantante de la talla de la Fitzgerald, que está en plena forma en este momento de su carrera. De hecho, las partituras de Bregman demuestran una innegable variedad: swing enérgico para los tempos más acelerados y cuerdas suaves pero nunca edulcoradas para las baladas. El repertorio incluye los clásicos de Porter que uno esperaría ("I Get a Kick Out of You", "Just One of Those Things", "I've Got You Under My Skin", "Anything Goes", "Night and Day") y las list songs o canciones basadas en enumeraciones de las que Porter era un maestro ("Let's Do It", "You're the Top"), pero la gran magnitud del proyecto permitió también que Fitzgerald incluyese algunas de las piezas menores del compositor, como "Do I Love You?" o "Ridin' High". La versión de "Miss Otis Regrets" sólo con piano y sin el resto de la orquesta es, a mi juicio, uno de los momentos cumbres del disco.

Si nos fijamos en los componentes de esta orquesta que acompañó a Ella en las diversas sesiones, encontraremos a la flor y nata de los músicos de jazz de la Costa Oesta, como Harry "Sweets" Edison, Pete Candoli, Maynard Ferguson, Herb Geller, Bud Shank, Bob Cooper, Barney Kessel y Alvin Stoller, por citar solamente a unos cuantos. Se trata de un contexto en el que Fitzgerald se sentía muy cómoda, y esto se nota fácilmente al escuchar el disco: su voz ataca cada canción de la manera adecuada, acentuando aquellos momentos que le interesa subrayar e interpretando a la perfección las letras y melodías sofisticadas y originales de Porter. Pese a tratarse de un songbook, éste es un álbum altamente recomendable como introducción al sonido de Fitzgerald. Por cierto, que la relación de Ella con la música de Porter no termina con este proyecto: siempre incluyó varias de sus composiciones en su repertorio para sus directos, y un par de décadas más tarde publicaría un nuevo disco (en Pablo Records, sello también propiedad de Granz) con temas de Porter, Dream Dancing, en el que contó con la colaboración nada menos que de Nelson Riddle. Son, es cierto, dos discos complementarios, pero reconozco que siempre he sentido una especial debilidad por el que ha sido protagonista de la presente postal.


Saturday, March 18, 2017

Videocast de Postales de Jazz No. 4: Algunas adquisiciones navideñas


Con cierto retraso presento ahora este vídeo que grabé hace ya unos dos meses, y en el que repaso algunos discos de jazz que recibí como regalos navideños. Algunos de ellos son novedades, mientras que otros son simplemente títulos que faltaban en mi colección, incluyendo alguna que otra sorpresa desconocida para mí. Los discos comentados en el vídeo son los siguientes:

Jazz Composers Workshop, de Charles Mingus

Oscar Pettiford Sextet, de Oscar Pettiford

Ritmo Caliente / Más Ritmo Caliente, de Cal Tjader

Alive at the Village Gate, de Coleman Hawkins, Roy Eldridge y Johnny Hodges

My Hour of Need, de Dodo Greene

If I Could y More Than a Mood, de Stanley Turrentine

Hank & Frank, de Hank Jones y Frank Wess

Miles Davis at Newport 1953-73, de Miles Davis

Some Other Time, de Bill Evans

In Paris: The ORTF Recordings, de Larry Young

Los tres últimos son novedades de gran interés y altamente recomendables. Espero que disfrutéis el vídeo y que al menos algunas de estas recomendaciones despierten vuestro interés.