Saturday, March 29, 2014

Ike Quebec - Blue & Sentimental

Me parece casi increíble que hayan pasado más de cuatro meses desde la última vez que publiqué una entrada en este blog. No ha sido porque no haya escuchado jazz en estos meses, sino más bien porque compromisos de diverso tipo y el intenso trabajo (muy agradecido, por otra parte) que nos ocasiona Libby, nuestra hija de nueve meses, me han impedido disponer de más tiempo libre para escribir. Pero regreso, cuatro meses después, con unas reflexiones sobre el que considero el mejor disco del saxofonista Ike Quebec.

Blue Note, 1962.

Sin duda mucho más desconocido que otros saxofonistas de su generación, Ike Quebec fue un hombre de gran talento y de muchas aristas: no sólo grabó discos como líder y como músico de sesión con algunos de los mejores jazzmen de la historia, sino que además actuó como cazatalentos, asegurándose de que grandes como Thelonious Monk o Bud Powell firmasen contratos con el sello Blue Note, al que su carrera se halla íntimamente ligada. La obra que nos dejó, de una calidad indiscutible, no es demasiado extensa, y los problemas derivados de su adicción a los estupefacientes lastraron la trayectoria de un músico versátil que merece mayor reconocimiento del que goza en la actualidad. Su estilo al saxo tenor es muy directo en los temas a ritmo rápido, pero en las baladas hace gala de un lirismo en el que se escuchan ecos inequívocos de uno de mis saxofonistas favoritos: Ben Webster. En el inicio de su carrera, Quebec tuvo un éxito notable en el mercado de singles, todos ellos de enorme interés, pero su contribución más sólida al catálogo de Blue Note la constituyen los elepés que editó a principios de la década de los sesenta, poco antes de su temprano fallecimiento en enero de 1963. Esta serie de discos incluye pequeñas joyas como Heavy Soul, It Might as Well Be Spring, Easy Living y Soul Samba, este último marcado por los ritmos brasileños que estaban causando furor en la escena jazzística del momento.

Pero el que la mayoría de los críticos celebran como la cumbre de su producción es Blue & Sentimental, grabado en dos sesiones en diciembre de 1961 en el legendario estudio de Rudy Van Gelder en Englewood Cliffs, Nueva Jersey, y publicado en 1962. Como su propio título indica, el disco enfatiza el lirismo y el poder evocador del saxo tenor de Quebec, y la portada, en la que domina el color azul oscuro sobre un fondo negro, subraya el tono introspectivo de la música contenida en sus surcos. El cuarteto es el formato escogido en esta ocasión, con Quebec acompañado por un elenco estelar compuesto por Grant Green a la guitarra, Paul Chambers al contrabajo y Philly Joe Jones a la batería. Ya desde el primer tema, "Blue and Sentimental", comúnmente asociado con Count Basie, queda claro que la balada será el vehículo elegido para mayor gloria del saxo de Quebec, que ataca la hermosa melodía basieana con una sencillez y una sutileza admirables, ayudado por los acordes de un Green que brilla con luz propia en todo el disco, demostrando claramente por qué es uno de los mejores guitarristas de los sesenta. El propio Green contribuye una magnífica composición propia, titulada "Blues for Charlie" en honor del gran Charlie Christian, en la que dispone de suficiente espacio para demostrar su maestría en piezas a ritmo de blues. Es una melodía relajada y perfecta para un diálogo musical entre la guitarra de Green y el saxo de Quebec. El líder de la sesión nos regala también dos temas originales, "Minor Impulse" y "Like", que si bien no son propiamente baladas, sí constituyen dos buenos ejemplos de melodías marcadas por un swing eminentemente lírico, lo cual es siempre marca de la casa de Quebec.

Grant Green, cuya guitarra brilla en estas sesiones
Esta atmósfera dulcemente melancólica e introspectiva que preside el disco es, asimismo, la nota dominante en la versión del standard de Harry Nemo "Don't Take Your Love from Me". Con un nuevo e intenso diálogo instrumental entre Quebec y Green, esta pieza se revela, a mi juicio, como uno de los puntos culminantes del elepé, además de ser el momento en el que el saxo de Quebec adquiere su tono más websteriano. El álbum se cierra de manera muy apropiada, con "Count Every Star", otra deliciosa balada coescrita por Bruno Coquatrix, propietario y director del Olympia parisino, y dividida a partes casi iguales entre Green y Quebec, con Sam Jones al bajo y Louis Hayes a la batería reemplazando a Chambers y a Jones respectivamente. A lo largo de todo el disco, Quebec no se limita al saxo, sino que también toca el piano, aunque en "Count Every Star" es el gran Sonny Clark quien se sienta ante el teclado. La reedición en CD, remasterizada por el propio Rudy Van Gelder en 2007, añade dos piezas más a cargo del cuarteto formado por Quebec, Green, Chambers y Jones, procedentes de estas mismas sesiones pero no incluidas en el elepé original. Se trata de dos standards, "That Old Black Magic" (de Harold Arlen y Johnny Mercer) e "It's Allright with Me" (de Cole Porter), que rompen un poco con la atmósfera del disco al acelerar el tempo—y acaso por ello fueron desechadas para el vinilo—pero que son dos ejemplos excelentes de la gran relajación y compenetración del cuarteto en el estudio. En definitiva, nos encontramos ante uno de los mejores discos publicados por Blue Note en los años sesenta, la obra cumbre de un saxofonista cuya obra discográfica merece ser redescubierta en su totalidad.


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