El pianista Bill Evans no participó en demasiadas sesiones acompañando a vocalistas en su larga y distinguida carrera. Bien es cierto que los dos discos que grabó a dúo con el cantante Tony Bennett en la década de los 70 (The Tony Bennett / Bill Evans Album y Together Again) se han erigido en clásicos que se encuentran entre lo mejor de la producción de ambos artistas, pero también lo es que Evans siempre prefirió concentrarse en sus trabajos instrumentales y en su labor como compositor. Pero unos diez años antes de su primera colaboración con Bennett, durante uno de sus varias estancias en Europa, Evans registró en Estocolmo un álbum con la vocalista sueca Monica Zetterlund bajo el título de Waltz for Debby, que, si bien no es demasiado conocido, vale la pena redescubrir en virtud de la enorme calidad de las piezas en él contenidas y de sus interpretaciones, todas ellas unidas por un intimismo y una compenetración entre voz e instrumentos verdaderamente fuera de lo común.
En el momento en que entró en el estudio junto a Evans y su trío, Monica Zetterlund era ya una estrella con una sólida reputación en Suecia, país en el que había nacido en 1937, en la pequeña ciudad de Hagfors. La joven Zetterlund—que por entonces respondía todavía al nombre de Eva Monica Nilsson—pronto empezó a canturrear el jazz y el pop estadounidenses que escuchaba en la radio, aunque en un principio lo hacía de forma puramente fonética, ya que no hablaba inglés. Tras cantar con diversos grupos de jazz escandinavos, entre ellos el capitaneado por el legendario Arne Domnérus, Zetterlund comenzó a distinguirse por su voz suave y melancólica, de un enorme poder evocador. Y el éxito no tardó en sonreírle, gracias especialmente a sus excelentes adaptaciones al sueco de éxitos americanos, como "Hit the Road, Jack", el "Waltz for Debby" de Evans y, posteriormente, "Little Green Apples". Sin embargo, la canción con la que siempre quedará identificada en su tierra natal es "Sakta Vi Gå Genom Stan", versión sueca del standard de Roy Turk y Fred Ahlert "Walkin' My Baby Back Home". La letra que canta Zetterlund es un homenaje a la belleza de la ciudad de Estocolmo, y a lo largo de los años se ha convertido en un tema tan popular en Suecia que parte del público escandinavo incluso ha olvidado que se trata de una canción estadounidense, originalmente grabada, entre muchos otros, por Annette Hanshaw, Nat King Cole y Johnnie Ray.
Tal llegó a ser la popularidad de Zetterlund en Escandinavia que, en 1963, a alguien se le ocurrió nominarla como representante sueca para el Festival de Eurovisión de ese año. No obstante, no resultó ser una buena idea: Zetterlund concurrió con la balada "En Gång i Stockholm" y acabó en última posición sin recibir ni una sola votación, lo cual nos dice mucho más acerca de lo gustos del público eurovisivo que de la calidad de un excelente tema con toques de jazz que no se ajustaba a la comercialidad por la cual siempre ha sido notorio dicho festival. A partir de los años 60, Zetterlund inició una carrera como actriz televisiva y cinematográfica que le depararía también un notable éxito, especialmente su aparición junto a Max von Sydow y Liv Ullmann en la película Utvandrama (Los emigrantes, 1971), del realizador Jan Troell. Pero su legado discográfico es lo que le asegura un lugar para la posteridad en la historia del jazz, pues a lo largo de su carrera trabajó con la flor y la nata de la escena jazzística escandinava (Domnérus, Jan Johansson, Niels-Henning Ørsted Pedersen, Svend Asmussen) y norteamericana (Stan Getz, Louis Armstrong, Zoot Sims, Thad Jones). Desgraciadamente, Zetterlund sufría de escoliosis, lo cual dificultó mucho sus giras y sus actuaciones en directo, y en sus últimos años se veía obligada a cantar sentada. No fue, sin embargo, dicha enfermedad degenerativa la que nos privó de su arte, sino un incendio que se produjo en 2005 en su apartamento de Estocolmo.
Bill Evans y Monica Zetterlund |
Sin duda, la colaboración con Bill Evans, en formación de trío junto a Chuck Israels al contrabajo y Larry Bunker a la batería, emerge como la cima de la producción discográfica de Monica Zetterlund. En estas sesiones, el trío crea una atmósfera melancólica y reflexiva que resulta perfecta para la voz de Zetterlund, que da la impresión a veces de estar cantando para sí misma, como si el micrófono y la cinta magnetofónica no estuviesen presentes. Esto queda claro ya desde el primer corte, "Come Rain or Come Shine", uno de los varios standards que componen el repertorio incluido en el elepé. Algunas de las piezas, como "Once Upon a Summertime" o "Some Other Time", evocan un pasado nostálgico, mientras que otras, como "It Could Happen to You", anuncian la posibilidad de un futuro más prometedor, pero sea cual sea el tema de las melodías, Evans y Zetterlund establecen un diálogo íntimo de una tranquila hermosura y de una vulnerable fragilidad que funciona a las mil maravillas. Además, escogen composiciones más desconocidas, como "So Long Big Time", de Harold Arlen, o "Lucky to Be Me", de Betty Comden y Adolph Green, que se ajustan perfectamente a la concepción intimista del álbum.
Por otra parte, Zetterlund interpreta también, a tempos extremadamente lentos, dos temas tradicionales suecos ("Jag Vet En Dejlig Rosa" y "Vindarna Sucka Uti Skogarna") y una canción del compositor Olle Adolphson ("Om Natten") que constituyen tres puntos álgidos de un disco verdaderamente redondo. Pero, sin lugar a dudas, la pieza más memorable del álbum es "Monicas Vals", la versión en sueco del famoso "Waltz for Debby" de Evans, que en la voz suave de Zetterlund no desmerece en absoluto a otras grabaciones quizá más conocidas como la de Johnny Hartman o la de Tony Bennett, esta última también con Evans al piano. Si bien no es siempre fácil—o barato—de encontrar, Waltz for Debby ha sido reeditado al menos dos veces en CD: primero en 2001 por Universal (es la edición que yo tengo y que amablemente me envió hace unas semanas mi amigo británico Guy Jones, que vive en Estocolmo con su familia y es presidente del club de fans del pianista sueco Jan Lundgren), con las notas originales en sueco y las letras de todas las canciones, y posteriormente en 2006 por Verve. En mi opinión, éste es el elepé con el que cualquier buen aficionado al jazz debe comenzar a explorar la música de Monica Zetterlund, pues es aquí donde realmente se comienza a forjar la leyenda de una vocalista con una discografía de indudable calidad en la que también tienen cabida la música folk escandinava e incluso la música clásica, pero que será siempre recordada en su tierra natal por unas nada despreciables contribuciones al mundo del jazz que urge redescubrir.
2 comments:
Excelente entrada. Es uno de mis discos favoritos, y una de las mejores interpretaciones de Waltz for Debby, una canción que me sigue fascinando cada vez que la oigo.
No conocia el paso de Monica por Eurovisión, muy interesante el post.
Saludos
Amigo Jesús:
Muchas gracias por tu mensaje. Me alegra que te guste la colaboración entre Monica Zetterlund y Bill Evans, un disco excelente que un amigo que vive en Suecia me envió no hace mucho, y sobre el que, nada más escucharlo, decidí que tenía que escribir una postal de jazz.
Pues sí, Zetterlund concurrió al Festival de Eurovisión de 1963 (un año en el que España envió a otro vocalista influido por el jazz, José Guardiola) y lo hizo con una magnífica balada con arreglos de cuerda y toques de jazz, pero por desgracia, este tipo de música no tenía demasiado éxito en este tipo de certamen, y Zetterlund no se llevó ni un solo punto.
Gracias de nuevo por visitar estas postales de jazz!
Anton.
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