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El saxofonista Adrian Rollini |
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El vocalista y guitarrista Al Bowlly |
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El saxofonista Arthur Rollini, hermano de Adrian |
Elizalde murió en un relativo anonimato: su nombre había sido olvidado por muchos, y muy pocos recordaban, por supuesto, sus grabaciones jazzísticas de finales de los años 20. Afortunadamente, una veintena de ellas—todas realizadas entre 1928 y 1929—están disponibles en un disco compacto titulado Fred Elizalde and His Anglo-American Band (Retrieval Records, 1997), que supone la mejor introducción al breve periplo de Elizalde por el jazz. El nombre de la orquesta, evidentemente, hace referencia al hecho de que se componía de una mezcla de músicos ingleses y estadounidenses, todos ellos de una extraordinaria calidad, como los trompetistas Chelsea Quealey y Norman Payne, el ya mencionado Adrian Rollini y su hermano, el saxofonista Arthur Rollini, que escribió lo siguiente sobre Elizalde en su autobiografía: "[Elizalde] tenía sólo veintitrés años, se había graduado en Cambridge y tocaba el piano de forma fantástica y era un arreglista brillante. La orquesta era verdaderamente excelente y se parecía a la gran orquesta de Paul Whiteman en los Estados Unidos". Los arreglos de Elizalde, efectivamente, suenan modernos y demuestran que el músico hispano-filipino comprendía a la perfección el lenguaje del jazz de la época. En algunos de los temas hace una de sus primeras apariciones fonográficas el gran cantante y guitarrista Al Bowlly, que se convertiría en una de las más grandes estrellas de las orquestas de baile británicas antes de su prematura muerte en 1941 en Londres durante un bombardeo alemán. En definitiva, pese a lo reducido de su legado discográfico jazzístico, Fred Elizalde es una figura que todo aficionado del buen jazz añejo debe conocer, y con esta breve semblanza espero contribuir modestamente, en lo posible, a rescatarlo de la oscuridad en la que se encuentra sumido en la actualidad.