Llegué al jazz hace ya muchos años hurgando en la impresionante colección discográfica de mi padre. Y fue a través de un disco de Benny Goodman que recogía 16 de sus mejores grabaciones para Columbia. Me fascinó el ritmo frenético de la orquesta de Goodman, así como el sonido claro y puro de su clarinete, con un irresistible sentido del swing. Tradicionalmente, se dice que fue él quien inauguró, hacia mediados de los años 30 del siglo pasado, la era del swing, la época dorada de las big bands, esas grandes orquestas que hicieron del jazz la música popular del momento. Su concierto en el Carnegie Hall en 1938, con una banda llena de estrellas, marcó un antes y un después en la visión que el público en general tenía del jazz, aceptado a partir de entonces en los grandes auditorios normalmente reservados a la música clásica.
Goodman, que cultivó una carrera paralela como clarinetista clásico, fue un adelantado a su tiempo en más de un aspecto, y la serie de grabaciones que realizó para RCA en diversos formatos de trío y cuarteto entre 1935 y 1938 constituye buena prueba de ello. Afortunadamente, todos estos registros, con varias tomas alternativas de muchas de las piezas, fueron editadas en un triple CD titulado The Complete RCA Victor Small Group Recordings en 1997, una colección que compré inmediatamente en cuanto fue publicada. Junto a Teddy Wilson (piano) y Gene Krupa (batería) en los temas grabados en trío, y con Lionel Hampton (vibráfono) completando el ya legendario cuarteto, Benny Goodman rompió moldes musicales y sociales, convirtiéndose en uno de los primeros jazzmen de éxito en liderar un grupo interracial. Si bien Goodman actúa como líder en estas sesiones, los demás componentes del grupo brillan con luz propia y el resultado es una música atemporal que, en mi opinión, es el legado más consistente que Goodman ha aportado a la historia del jazz.
Las grabaciones suenan hoy en día tan frescas y originales como en el momento mismo de ser grabadas. Aunque varios críticos han criticado a Goodman por considerar que su estilo al clarinete es poco espontáneo y demasiado metódico, esto no es aparente en estas grabaciones. Al contrario, en la mayor parte de los temas resulta obvio que lo que tenemos ante nosotros es un grupo de excelentes músicos que se entienden a la perfección y que se inspiran mutuamente para crear una música irresistible y de altísima calidad, incluso en aquellas piezas en las que Goodman permite la participación de vocalistas (Helen Ward y Martha Tilton), algo que supuestamente le disgustaba. Como resultado tenemos algunas de las grabaciones más interesantes de la carrera de los cuatro músicos implicados y podemos comprender por qué Goodman, incluso en el punto más álgido de su carrera como líder de big band, solía dar descanso al resto de su orquesta durante sus conciertos para interpretar algunos temas con su trío o su cuarteto. Por suerte existen estos magníficos registros sonoros que dan amplio testimonio del sonido de esta formación irrepetible.
El cuarteto de Benny Goodman: Teddy Wilson, Lionel Hampton, Gene Krupa y Goodman |
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